martes, 23 de diciembre de 2008

No me llame caballero 22/12/2008




El portero de la discoteca deja pasar a mis dos acompañantes femeninas sin más intercambio que un lacónico “buenas noches”, mientras que a mí me detiene colocando su simiesca mano abierta a la altura de mi pecho y me explica, en engolado tono de voz, que “los caballeros deben abonar una consumición mínima obligatoria de diez euros con derecho a una copa”. Dos incisos. Uno: no voy a dedicar la columna a hacer una proclama machichista sobre la injusticia y discriminación de estas políticas de discoteca, aunque me sienta llamado a hacerla. Nunca he sido de salir a la calle a quemar mis calzoncillos para defender mis derechos. Dos: sí, amigos, entré en una discoteca acompañado de dos mujeres y no eran mi madre y mi hermana. Me lo estoy llevando muerto. Lo que me hace repicar el saco de las nueces es la palabra “caballero”. Hay una sorna infinita en el portero de discoteca que te llama caballero a sabiendas de que te va a joder. En el profesor de instituto que te llama “señor X”, consciente de que te va a catear. Se dirigirá a ti de ese modo tu jefe de departamento, tu casero, tu banquero, etcétera. Y en la mayoría de los casos, irán a por tu culo. Porque, por lo general, detrás de un “caballero”, un “señorita”, un “señor” o un “señora”, acostumbra a esconderse un marrón. De la misma manera que cuando alguien dice: “A mí no me gusta criticar pero…” ya te puedes preparar para una biliosa descarga de envidiosa saña contra un tercero. Cuidado: si descuelgas el teléfono y una voz susurra “Señor fulanito”, tiembla. Te van a intentar colocar algo. Y si susurra “señora fulana”, también, a no ser que trabajes en un prostíbulo. Queda dicho. Otro día os hablaré de por qué desconfío de la gente con traje, corbata y móvil en la mano.

1 comentario:

; Pini Molotov. dijo...

Genial, me ha encantado y la verdad esque ha escrito ajustándose a la medida, gracias por traer el nuevo 'Corrígeme si me equivoco' al Blog :)