
EL INTER-DUELO 09/02/2009 Wyoming el Grande hace bien su trabajo: el de humorista. Es divertido, lúcido, gamberro, agitador de conciencias, profundamente autocrítico y brillante tocador de la genitalada ajena. Hoy me he levantado juguetón y me apetece sumarme al ruidoso debate generado tras el becariagate de Wyoming. Esa cachonda batalla entre El Intermedio de La Sexta y el Más se perdió en Cuba de Intereconomía, que debería bautizarse ya entre la profesión como el Inter-duelo. Se habla, y mucho, casi que demasiado, sobre si es necesario marcar un límite al trabajo de los humoristas; sobre el supuesto desprestigio de la profesión periodística que acarrea este tipo de engaños, etcétera. Debate que ya surgió cuando Jordi Évole coló una falsa ganadora de la lotería en todos los medios del país. Debate que a su vez ya había suscitado Andreu Buenafuente con su infiltración de Rodolfo Chikilicuatre en Eurovisión. ¡Dios Santo! Acabo de caer en la cuenta de que todos ellos están en la cadena en la que trabajo. (Nota mental: debo acordarme de huir del país cuando comience el pogromo). No voy a aburrir con el rollo ese de la función social del bufón de la corte, que ya nos lo sabemos. Pero que los humoristas encuentren fallos en el sistema en los que poder meter la palanca es buena señal. Indica que el ocio goza de buena salud y que, por lo tanto, nuestra sociedad, si no está también sana, por lo menos está en vías de curación. Y en este caso concreto, también nos dice que cierto periodismo de Google y Wikipedia falla cual escopetilla de feria, que no contrasta un pimiento y que constituye, cuando no una estafa, directamente un peligro. Hagan ustedes también su trabajo. Y háganlo bien. Muy bueno, Gran Wyoming.
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